La pequeña gigante ( la odisea.)

Fui al centro solo para hacer una pequeña visita a una amiga. Y resulta que justo coincide con el paso de la pequeña gigante y su último día en chile.
Todo bien hasta ese momento en que mis amigas deciden ir a ver esta extraña muñeca y su perdido rinoceronte
Llegamos al metro santa lucia a pocas cuadras de la casa de mi amiga, nos quedamos allá y esperamos parados, estábamos bien ubicados y no teníamos dificultad para movernos.
La gigante paso en frente de nosotros, aplaudimos y hasta podría decir que en un momento me gusto, pero, el gran pero, otra amiga decide que tenemos que seguir a la muñeca hasta la moneda donde ella se despediría y daría fin a estos 3 días de la gran búsqueda de su rinoceronte, que además no era nada tranquilo había dejado la escoba en Santiago.
Después de un rato de caminar y caminar tomado de la mano de mi amiga para no perdernos me empecé a dar cuanta que cada vez era mas difícil caminar y además de respirar, se empezó a llenar mas y mas de gente, empezamos a sofocarnos, me pisaron, pise y a empujones lográbamos caminar dos o tres metros para luego detenernos un largo rato.
Tratábamos de seguir adelante, yo también trate de estar bien y no demostrar tanto cansancio, luego al gente ya no se movía estaba toda la alameda llena “colapsada” me faltaba el aire y una que otra vez se metieron manos ajenas a mis bolsillos y el miedo que empezó también a meterse en mi y parece que en mis amigas también.
Sentí mareos y mis pies se quejaban por cada paso que trataba de dar entre la multitud, ya ni siquiera miraba el súper show de la muñeca si no que miraba mis pobres pies y a esos niños que no entendían nada y que por supuesto estaban todos aplastados por los grandes que tenían alma de niños solo el alma.
Luego de muchísimo rato decidimos que ya era hora de volver a casa y también de ver como podríamos ir a buscar al pololo de mi amiga que con la suerte que tenemos estaba esperando en el metro alameda, dejamos a dos amigas allá y partimos otra vez pero hacia el lado contrario para poder salir y respirar, dimos una vuelta gigante y justo cuando estábamos en un lugar menos transitado y ya mas aliviados, ¡buuuum! La gigante se despedía y salía rápido sobre un furgón. Claramente hay gente que cree que si la siguen ella pararía pero no fue así, empezaron a correr hacia nosotros y yo como estaba ya cansado y los pies pedían piedad, corrí de la mano de mi amiga para llegar a la estación del metro antes que llegara esa masa de gente que ya ni se lo que era. Al llegar a la estación del metro nos encontramos con la gran sorpresa de que el metro había colapsado y tuvieron que cerrar todas las estaciones por un rato mas o menos largo, con gente adentro y gente afuera, esperamos largo rato y fimos de estación en estación viendo si alguna estaba abierta y sacar al pololo de mi amiga que la quedo de esperar en una de las boleterías.
Al final de todo llegamos a la casa, entre el hambre y el susto ya nada me hacia gracia y la pequeña gigante vino y se fue y me dejo con los pies hinchados y sobre explotados.